miércoles, 29 de junio de 2016

Blas de Otero (Bilbao, 1916 - Madrid, 1979)

Blas de Otero fue uno de los poetas más destacados de la poesía social española de los años 50. Su poesía puede dividirse en tres etapas:

Primera etapa: Sus obras Ángel fieramente humano (1950) y Redoble de conciencia (1951) muestran a un poeta que se dirige y busca a Dios y a un hombre que cada vez se va acercando más al dolor y al sufrimiento de los demás hombres.

HOMBRE 

Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.


Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.


Alzo la mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.


Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser —y no ser— eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
                                               
                                                                             Blas de Otero, Ángel fieramente humano (1950)


Segunda etapa: Su poesía se hace más social y solidaria, y con un verso más sencillo, se dirige a la inmensa mayoría para hablar de sus deseos de paz, de libertad, de justicia y para clamar la libertad del hombre. España se convierte en su preocupación y tema central de su poesía. A esta etapa pertenecen Pido la paz y la palabra (1955) y Que trata de España (1964).


EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.


                                                                                       Blas de Otero, Pido la paz y la palabra (1955)

Última etapa: En sus últimas obras, el poeta trata aspectos autobiográficos o reflexiona sobre la condición humana, en una literatura más experimental y surrealista. A esta etapa pertenece la obra Historias fingidas y verdaderas (1970).




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